El galeón “Nuestra Señora de la Popa y San Francisco Javier”

Plano de Cartagena Indias (1735)

Plano de Cartagena Indias (1735)

 Corría el año 1656, durante el reinado de Felipe IV (1621 – 1665). En el puerto de Cartagena de Indias se formaba una escuadra con la misión de transportar caudales, plata y prestarías hacia España. La flota española de tierra firme.

La Capitana “San Francisco y San Diego”, era un patache de 380 toneladas, construido en América y propiedad de don Diego Giraldo. En 1654 había formado parte de la flota de Nueva España del General Diego de Portugal, y en 1655 regresó a América al mando del capitán Marcos del Puerto con la Real Cédula que daría pie a la formación de la escuadra. En el mes de marzo se finalizo el apresto previo al viaje que realizaría a España, el galeón “Nuestra Señora de la Popa y San Francisco Javier”. Capitana de la Armada de Barlovento, fue nombrada Almiranta de la escuadra de Marcos del Puerto.

Como escoltas les acompañaban tres urcas: “Nuestra Señora de la Victoria y San Francisco de Paula”, “Nuestra Señora del Rosario y San Antonio” y “Nuestra Señora del Rosario y San Diego”. Los pertrechos, municionamiento y artillería de estos barcos salieron del puerto de Cartagena y de La Habana.

Posteriormente se unió a esta flota el galeón de don Juan de Hoyos el “Jesús María y José”. Superviviente de la flota del Marqués de Montealegre, la cual fue deshecha por una tormenta en el canal de la Bahama.

El abastecimiento de los víveres se hizo en Cartagena, a la salida de la flota, y se completó en la arribada que, en la ruta hacia España, debían realizar en La Habana, así como la aguada. La dieta de la tripulación se componía de carne de vaca fresca, pescado, tortuga salada, bizcocho, puerco salado y cazabe.

Siendo nombrado desde España como general de la armada el capitán Marcos del Puerto. Y para Almirante a don Francisco de Esquivel y Zárate, que desde hacía varios años, capitaneaba al galeón “Nuestra Señora de la Popa y San Francisco Javier” cuando era guardacostas de Cartagena.

En total, 737 tripulantes y 327 pasajeros, componían el personal de la flota. Entre los pasajeros figuraban personas ilustres como el ex-gobernador de Chile, Marqués de Baydes, y el ex-gobernador de La Habana, don Diego de Villalva. También presos ingleses y holandeses de la Isla Tortuga, enemigos durante aquellos años del rey Felipe IV, venían confinados en los galeones.

Ilustres eran también sus mandos, el General Marcos del Puerto. Natural de Oñate (Guipúzcoa), vecino de Cádiz y Caballero de la Orden de Santiago. Y el Almirante Don Francisco de Esquivel y Zárate, era natural de Sevilla y vecino de Cartagena de Indias. Este último, en cuya familia arraigaba una profunda tradición marinera. Era hijo del gobernador Don Pedro de Esquivel que sirvió más de cincuenta años en la armada.

El 25 de julio el general Marcos del Puerto desde la capitana. Comunica el derrotero oficial del viaje de La Habana a España.

“Ha de ser desde 29.º gobernar hasta 35.º-36.º por la banda norte de la Bermuda y ahí conforme a los vientos irá prosiguiendo hasta estar en el paraje de las Flores que pudiendo pasar por la banda Sur de ellas será la derrota de 36.º y por 35.º y medio a buscar la costa de Larache y si el tiempo no diera lugar sino para pasar por la banda norte de la dicha isla ha de ser de 41.º sin dar vista y luego disminuir de golpe hasta los 35.º y medio que es el que se ha de proseguir hasta ver la tierra y en todo caso atender o cuidar la derrota de la capitana que deseará acertar los que lo gobiernan y los que le parecieren lo contrario, de que va con mala derrota, avisarán…

Marcos del Puerto desde la Capitana”

Insula Gaditana

Insula Gaditana

Finalmente el 18 de septiembre pasan Ayamonte, Huelva y Arenas Gordas. Al ponerse el sol llegan a la altura del Monasterio de Nuestra Señora de la Regla (Chipiona), la capitana da salvas de artillería, enciende faroles y se atraviesa “poniendo cabeza a la mar” haciendo lo mismo los demás navíos. El 19 de septiembre viran la vuelta de Cádiz, y al amanecer, a unas cuatro o cinco leguas de la ciudad, se topan con seis u ocho velas que creen son de pescadores.

Se trataba del capitán Richard Stayner, quien con las fragatas inglesas: Speaker, Bridgwater y Plymouth entro seguidamente en combate con la flota española., quedando el resto de sus fuerzas a la retaguardia.

Finalizada la refriega el galeón “Nuestra Señora de la Popa y San Francisco Javier” se encontraba incendiada y en derrota. Ante la perdida del navío, el almirante Don Francisco de Esquivel y Zárate, tomo la decisión de incendiarlo antes de ser capturado. Estos son los testimonios del piloto y el capitán de la almiranta:

“Y luego que amaneció los dichos navíos españoles venían navegando… buscando la bahía de Cádiz… en derechura de la santa iglesia de dicha ciudad y descubrieron siete velas… y a poco rato reconocieron los navíos de alto bordo, y con ellos venía un patachuelo, con lo cual la dicha Almiranta [San Francisco Javier]… se puso en armas alisando la artillería y demás armas, y poniendo la gente en sus puestos. se fueron viniendo [las fragatas inglesas] y llegaron a la dicha Almiranta dos navíos [Speaker y Bridgewater] el uno por sotavento, que disparó una pieza con bala de la proa y fue cortando a tomarles el barlovento y no pudiéndolo hacer se quedó peleando con la dicha Almiranta por sotavento, y el otro por barlovento dándoles muy fuertes cargas de artillería y la dicha Almiranta a ellos, y la dicha nao de sotavento dio dos ó tres cargas y con las que se le daban de la Almiranta la rechazaron… obligándola a arribar sobre los otros navíos… pelearon con la dicha Almiranta y ella con ellos dándose muy fuertes cargas… que de 190 personas que la dicha Almiranta traía solo escaparon con vida 39 ó 40 hombres y muchos de ellos heridos como lo fue este testigo que… una bala de mosquete le atrevesó el molledo a la espaldilla izquierda y estando… curando la herida oyó decir que se quemaba el navío y subió arriba y vio que esta va ardiendo y que el fuego llegaba al árbol mayor… ”

Galeón español, por Alberto Durero

Galeón español, por Alberto Durero

“ … al amanecer del día martes 19 del mes de septiembre se hallaron a tres ó cuatro leguas… de Cádiz… para entrar en la bahía… y a la misma hora del amanecer… descubrieron siete navíos y un patache de venían… de la mar reconociendo ser navíos ingleses, y en la dicha Almiranta [San Francisco Javier] se puso la gente en sus puestos porque no había diligencia que hacer respecto de venir listos… y por sotavento de dicha Almiranta pasó una fragata inglesa [Bridgewater] y le disparó cinco ó seis piezas… y luego que igualó con la dicha Almiranta le dieron con toda la artillería y mosquetería y haciendo viaje ambos navíos [La Almiranta y la fragata Bridgewater] la vuelta de Cádiz, se fueron cañoneando… y el dicho navío inglés salió de la proa de la dicha Almiranta… y se puso a la banda de babor de la dicha Almiranta y de un navío a otro se dieron cuatro ó cinco cargas… poniéndola tan maltratada que no tenía cabo que pudiese servir, porque estaban por muchas partes rotos de balazos y últimamente la dicha fragata inglesa baleó a la dicha Almiranta… y las velas de uno y otro navío se tocaban, y de la dicha fragata [inglesa] dijeron que abatiesen la bandera; y este testigo respondió que llegasen ellos a abatirla, que él no lo hacía de la bandera de Su Majestad. Y en este tiempo dieron a este testigo un balazo de mosquete por los riñones, que le pasó de un lado a otro con lo cual se suspendió un poco. La dicha fragata se fue quedando por la popa de la Almiranta no cesando de disparar su artillería y mosquetería, con cuyas cargas le llevó el timón a la Almiranta [San Francisco Javier]… Don Francisco de Esquivel [Almirante del San Francisco Javier] por su mano dio fuego al navío y se comenzó a quemar. Y este testigo se curó con toda prisa y volvió a subir arriba a avivar el fuego… dijo al Marqués de Baydes, que venía embarcado en dicho navío, y la demás gente que había quedado que se echasen al agua… y por estar los baldes con que se llenaban las tinas de agua en el combés, los echó al agua porque en caso de entrar el enemigo a apagar el fuego no tuviese con que hacerlo. Con lo cual se fue echando a la mar alguna gente, y otros se quemaron por estar entrecubiertas sin brazos y piernas, y no poder nadar ni salir, y este testigo se quedó en el navío hasta que llegó el fuego al árbol mayor… y cayó al agua, y viendo que el enemigo no se podía aprovechar del navío, ni de la plata que traía se fue a echar al agua y en el costado [del San Francisco Javier] halló una esclava del Marqués de Baydes con un niño de un año en los brazos, hijo del dicho Marqués, la cual quitó el niño, con él se echó al agua (nadando con un brazo y el otro con el niño en alto) y le cogió una lancha del enemigo con el dicho navío. Y volviendo la cara al navío [San Francisco Javier] vio al Almirante Don Francisco Esquivel que estaba colgado de un cabo y ahogándose en el agua, y dijo a los ingleses que fueran a recogerlo y estos le respondieron que no querían y este testigo les dijo que les daría plata y, pidiéndosela, se quitó una reliquia del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Concepción que traía al cuello, engarzada en oro, y se la dio. Los ingleses dieron la mano al Almirante Esquivel y entre cuatro lo metieron en la lancha, porque estaba ya tal así del fuego del navío, como de lo que había batallado en la mar que estaba casi muerto. Y los llevaron a bordo de una nao inglesa en la cual se subió este testigo, y el dicho Almirante no pudo y la lancha se desatracó y se lo llevó. Y este testigo se quedó con el niño, hijo del Marqués, al cual metió en el navío por la puerta de una pieza”.

Asi después de tales aventuras, y una vez perdido el navio. Quedaron constatadas en archivo tanto la perdida, como posteriormente, en 1657. El intento que se realizo con afan de recuperar lo maximo posible de los tesoros perdidos.

»La primera era la capitana de La Armada de Barlobento y para la ocasion de transportar caudales para España, fue nombrada almiranta de la escuadra de Marcos del Puerto. Fue incendiada por su capitán, Francisco de Esquivel, explotando y largando el lastre y la carga a cosa de lengua y media del Castillo de San Sebastián de Cádiz. Los restos del casco fueron a parar a la playa del vendaval. Posteriormente se hicieron varios tentativos de recuperar la carga utilizando unos rastrillos. Los resultados fueron nulos».

Lingotes de plata

Lingotes de plata

»1657…. Estoy informado que en la villa de Ayamonte, usan los pescadores de ostrones para ello, unos rastrillos con que aunque sea en 25 brazas sacan peso de 4 a 5 quintales y cualquier cosa que encuentren, que como dan fondo y se valen de los remos, pueden acercarse a la parte que conviniere, lo que no podían conseguir las tartanas respeto de necesitar viento favorable; y pues la costa que pueden hacer dos o tres barcos de estos no es mucha y puede ia a decir tanto interés dando con la plata de la almiranta da la escuadra de Marcos del Puerto que se quemo… Cádiz, 3 de enero de 1657».

En esta historia, cargada de gallardía y valor, infinidad de personajes de toda clase y condición, tuvieron su propio protagonismo. En algunos casos, como el del Marqués de Baydes, incluso el ingenio popular supo reflejar en una copla.

“En defensa de su dama Don Juan de Hoyos se empeñó. En su nombre tropezó. Mullida estaba la cama. El inglés puso la llama. El amor avivó el fuego. Hallose en el agua ciego. Mojaronse las alas. Y en viendo que llueve balas. Se dio por perdido luego… ”

En Inglaterra, no por ser enemigos del rey Felipe IV. Dejaron de reconocer esa gallardía y valor.

“El Marqués, que deseaba ver al fuego destruir la riqueza, antes que la disfrutara el adversario, de su nave que ardía echó a sus hijos a penar en un más manso elemento. Entonces se tendió junto a su esposa en llamas y, pues que no podía salvarla, allí murió con ella. Especias y gomas fundíanse en derredor, y, como el Fénix, en aquel rico nido perecieron. Si amarga es la muerte, por lo que dejamos atrás, grato es llevarnos todo cuanto amamos: ¿qué más podría querer, llegado de su vivir el término, que retener su tesoro de Indias y su esposa, aún más preciada? Vivos, en llamas de mutuo amor se consumieron, y, juntos, ahora son sólo cenizas, cenizas de más valor que sus funerales, que el vasto tesoro que se perdió con ellos. Estos amantes que mueren, y sus hijos a flote, detienen la huida y silencian nuestras armas. La belleza y la juventud, a punto de morir, tanta piedad inspiran a los bravos ingleses que, olvidando el rico suelo y el botín, todos ahora luchan por salvar a sus enemigos”.

Fuentes:

AGI – Archivo General de Indias

AGS – Archivo General de Simancas

BNM – Biblioteca Nacional de Madrid

Escuadra de 1656: Un combate naval en la Bahía de Cádiz Montserrat Fernández Martínez / Victoria Stapells Johnson RIEV. Revista Internacional de los Estudios Vascos Año 40. (1992)

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